México le dice "no más" al glifosato

México le dice

 

MÉXICO LE PONE VETO AL GLIFOSATO

Con decreto presidencial se prohíbe su uso a partir de 2024

Por: Red de Profesionales CEG Internacional

 

Con el argumento de que “el Glifosato tiene efectos nocivos para la salud, tanto de los seres humanos como de algunas especies animales”, finalmente el gobierno mexicano toma la decisión tajante de impedir el comercio y uso común e indiscriminado del controversial veneno, que se ha popularizado como uno de los más potentes y eficaces herbicidas en agricultura y ganadería. La medida es bastante bien recibida y respaldada por la comunidad agroecológica, pero al mismo tiempo ha sido para disgusto de quienes se han mal habituado a depender de su uso, y por supuesto también para quienes lo trabajan por negocio.

Claro está que esta no ha sido una decisión tomada a la ligera, y es resultado de sobrepasar las instancias previas a su aprobación y establecimiento, como suele suceder con toda medida gubernamental de aplicación nacional. Sin embargo, no deja de ser una medida cuestionada por muchos, ya que no solo se veta el uso de glifosato, sino que de paso, este decreto también tiene como propósito prohibir el maíz transgénico y otros agroquímicos o agrotóxicos (en México se permite el uso de hasta 140 plaguicidas autorizados que en otros países están prohibidos por su toxicidad). A pesar de la controversia, no ha sido impedimento para que en el gobierno de AMLO se publique el pasado 31 de Diciembre de 2020 el decreto presidencial que establece las acciones a que da lugar esta determinación (para ver detalles del decreto: clic aquí).

 

El desprestigio del Glifosato y su fabricante Monsanto

Glifosato es como tal un principio activo, análogo del aminoácido natural "glicina" (de donde toma parte de su nombre -Gli-), perteneciente a la clasificación como aminofosfonato (de donde toma la otra parte de su nombre -fos- y -ato). Es una sustancia ácida, cuya acción como herbicida fue descubierta en 1970 por John E. Franz, como empleado de la ya absorbida multinacional estadounidense Monsanto, que a su vez lo patentó con la marca "Roundup" en 1974, y luego lo posicionó como un herbicida de amplio espectro supremamente eficaz, llegando a convertirlo en el más vendido en todo el mundo.

Pero, mientras más se popularizaba su uso, también le iban apareciendo denuncias por los efectos colaterales sobre la salud humana, y más recientemente, sobre su contribución a la contaminación ambiental y al impacto ecológico negativo sobre la fauna y flora de los ecosistemas del entorno de los lugares donde se fabricaba o se usaba. Basta con intentar ubicar videos en YouTube para conseguir cualquier cantidad y variedad de denuncias públicas al respecto.

La patente de Roundup (propiedad de Monsanto) venció en el año 2000, en medio de la más absoluta impopularidad y/o desprestigio, puesto que se registraban por miles las demandas judiciales de las personas que afirmaban haber enfermado por consecuencia de haber estado expuestos al glifosato, así como las denuncias y protestas contra Monsanto por querer evadir su responsabilidad, y aún más, porque se le señalaba de manipular y hasta de pagar y/o presionar para evadir responsabilidades, denuncias y demandas judiciales, y para desconocer los efectos negativos sobre los humanos y los ecosistemas. 

Ya en marzo de 2015, y a pesar de todo lo que hizo Monsanto por evitarlo, desde la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), un organismo dependiente de la Organización Mundial para la Salud (OMS), se pronunciaron al respecto y lo clasificaron como “probablemente cancerígeno para humanos”, aunque tanto la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) como la Agencia de Seguridad Alimentaria Europea, no lo reconocen como tal, y por el contrario, lo consideran un producto de uso seguro tal y como aparece en su etiqueta.

El reconocimiento de la IARC/OMS lo cambió absolutamente todo. De allí en adelante "una nube" se posó sobre Monsanto porque los abogados ahora tenían un arma potente para considerar que era posible ganar las demandas de sus clientes que por años se habían estado instaurando. Fue en agosto del año 2018, cuando por fin uno de estos muchos casos que han sido llevados a instancias judiciales, logró lo esperado, es decir, el veredicto en contra de Monsanto, que emitió un jurado popular de California, USA, condenando al gigante agroquímico a indemnizar a la pareja Johnson (Dewayne y su esposa) con 289 millones de dólares. Dewayne, de 47 años de edad, había trabajado como jardinero de un distrito escolar al norte de San Francisco, California, y estaba muriendo de cáncer (linfoma no-Hodgkins), con una esperanza de vida de apenas meses. Culpaba al producto de marca RoundUp que había utilizado durante dos años en ese trabajo. El juez redujo la indemnización a 78,5 millones, pero la sentencia fue clara: El jurado decidió que el glifosato probablemente provoca cáncer, que Monsanto lo sabía y que lo ocultó de mala fe.

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Dewayne Johnson fue el primer favorecido con indemnización de Monsanto

por contraer cáncer a causa del uso de Roundup (año 2018)

 

Al veredicto de Johnson le siguió en marzo de 2019 el de Edwin Hardeman, otro vecino del norte de San Francisco, California, USA, con linfoma no-Hodgkins. Esta vez fue un jurado en un tribunal federal el que le otorgó una indemnización de 80 millones de dólares. Y luego en mayo del mismo año, un tercer jurado de California condenó a Monsanto a pagar 2.000 millones de dólares a una pareja septuagenaria, Alva y Alberta Pilliod, que utilizaron RoundUp durante 35 años y ahora padecen linfoma no-Hodgkins. Para septiembre de 2018, había unas 8.000 demandas similares en Estados Unidos contra Monsanto. Ya en 2019 había más de 13.400 demandas de pacientes de linfoma no-Hodgkins o sus familiares, y para 2020 se registran más de 100.000 denuncias en todo el mundo. De hecho, Bayer aceptó pagar 10.900 millones de dólares para terminar con decenas de miles de demandas en USA por casos de cáncer, supuestamente causados por el glifosato.

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Edwin Hardeman fue el segundo favorecido con indemnización de Monsanto

por contraer cáncer a causa del glifosato (año 2019)

 

Hoy la patente del glifosato está libre, y el herbicida se vende con diferentes marcas, pero Roundup (en todas sus versiones) y Ranger Pro que son marcas de Monsanto, se siguen comercializando ahora por otra potente multinacional como lo es Bayer, y es de venta libre en cualquier tienda de jardinería o almacén agropecuario. Algunos nombres registrados son: Aquaneat (53,8 %), Aquamaster (53,5 %), Rodeo (51,2 %), Roundup® Pro Concentrate (50,2 %), Genesis Extra II (41 % + surfactante), Razor Pro (41 %), Buccaneer, etc.

Raramente, en 2018 sucedió algo sorprendente, pues con toda la mala reputación de Monsanto en el mundo, justo dos meses antes de que se le ganara la primera demanda a Monsanto (el caso Dewayne Johnson), Bayer adquirió por 66.000 millones de dólares a Monsanto y desapareció toda su marca, pero no solo heredó su negocio sino también sus demandas. Desde entonces se ha publicado por parte de los medios de comunicación que Bayer ha perdido hasta el 44% del valor de sus acciones, y ha tenido que responder por las tres sentencias en contra de Monsanto indemnizando a los favorecidos.

Lo peor de todo es que, aún con todo este desprestigio, Bayer no reconoce que el glifosato sea un producto nocivo para la salud, ni para los ecosistemas, ni para el medio ambiente. Y tendrá que seguir afrontando las miles de denuncias en contra del glifosato.

 

Un estudio reporta la presencia de glifosato en 15 reconocidas marcas de vinos y cervezas

En la investigación hecha por los Grupos de Investigación de Interés Público de Estados Unidos (PIRG, por sus siglas en inglés), fueron estudiadas 20 cervezas y vinos, de los cuales la cerveza Peak Beer fue la única marca que no presentó niveles del químico, mientras que los niveles más altos los registraron las cervezas Tsingtao, Coors Light, Miller Lite, Budweiser y Corona Extra. Kara Cook-Schultz, directora del programa de tóxicos de PIRG, advirtió que los niveles hallados están por debajo de los que potencialmente podrían causar daño en los seres humanos, pero mostró preocupación por la prevalencia de estos herbicidas en la naturaleza.

En el reporte, la organización asegura haber hallado rastros del herbicida en algunas marcas orgánicas, que tienen prohibido usar la mayoría de químicos en el procesamiento de los alimentos, aunque aclaró que eso no significa que las compañías estuvieran burlando las reglas, sino que el glifosato “es tan frecuente en el ambiente” que puede ser difícil de evitar. La presencia más alta de glifosato fue presentada en el vino merlot de Sutter Home de 2018 que registró 51.4 partes por billón (o ppb). Entre las cervezas la marca china Tsingtao tuvo la mayor cantidad con 49.7ppb, mientras que la cerveza estadounidense Coors Light registró 31.1ppb. 

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Niveles de glifosato hallado en cervezas y vinos

Fuente: PIRG

 

La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos no realiza pruebas de glifosato en alimentos procesados. Pero en los últimos años, las pruebas realizadas por organizaciones sin fines de lucro y grupos de defensa han encontrado el químico en los cereales, bares y algunos helados de Ben & Jerry.

 

Un estudio reporta la presencia de glifosato en tortillas de maíz de Maseca

El análisis, encargado por la Asociación de Consumidores Orgánicos (ACO), revela la presencia de ese pesticida popularizado por Monsanto en algunos de los productos de Maseca, la mayor productora de harina y tortillas de maíz de México con un 70% del mercado. Los resultados del estudio arrojan un panorama incierto, puesto que, si bien algunas de las harinas sometidas al análisis contienen un 95% de transgénicos y niveles de glifosato de entre 5,1 y 17,6 microgramos por kilo, en otras no se encuentran rastros de estos. Los niveles aumentan en la medida que se eleva la presencia de maíz genéticamente modificado (transgénico), resistente al pesticida. Estos niveles de glifosato encontrados son “preocupantes”, dado que los mexicanos consumen de media algo más de medio kilo de maíz al día, afirma John Fagan, del Health Research Institute.

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Tortillas mexicanas en un punto de venta de CDMX - CARLOS JASSO (REUTERS)

 

En México no existe una regulación que establezca un límite de ingesta diario de glifosato, como sí ocurre en otros lugares del mundo. En la Unión Europea ese techo se sitúa en 21 microgramos al día para un adulto de 70 kilos, mientras que en Estados Unidos se eleva hasta los 122,5 microgramos. Si bien los niveles de glifosato encontrados en los productos de Maseca no superan los límites, Fagan indica que una reciente investigación publicada en la revista Scientific Reports alerta que niveles mucho más bajos podrían ocasionar síntomas prematuros de la enfermedad del hígado graso no alcohólico.

La siembra de maíz transgénico se encuentra suspendida en México desde 2013 a la espera de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación se pronuncie al respecto, pero no existe una prohibición a la importación de ese producto. De hecho, México compra cada año a Estados Unidos unos 10 millones de toneladas de maíz transgénico. Y dado que no existe una legislación en México que obligue a informar sobre el contenido de organismos genéticamente modificados, el consumidor no sabe cuándo está ingiriendo ese tipo de alimentos y, potencialmente, glifosato. Según Fagan, es probable que el glifosato encontrado en las tortillas de Maseca haya estado presente en el maíz transgénico importado.

 

El efecto del glifosato sobre la salud puede ser acumulativo a largo plazo

Los defensores del glifosato alegan que no está realmente comprobado con suficiente evidencia científica que el glifosato cause cáncer en humanos, dado que la clasificación como "potencialmente cancerígeno" que sentenció la OMS, no fue basada en estudios concluyentes en humanos, sino en animales.

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Aplicación de glifosato con bomba de espalda en cultivos y praderas

 

Sin embargo, está suficientemente bien soportado el efecto tóxico que la sustancia química tiene en humanos. Salazar y Aldana (2011), reportaron en la Revista de Ciencias Biológicas y de la Salud de la Universidad de Sonora, que el glifosato puede causar toxicidad en células placentarias y del hígado, actuar como un disruptor endocrino, generar afecciones respiratorias, gastrointestinales, dermatológicas y neurológicas, así como fragmentación del material genético.

Algo está claro, y es que el glifosato es una sustancia tóxica. Para las plantas no transgénicas es un veneno que les produce la muerte. Y en la etiqueta del producto se indica que es nocivo en caso de ingestión, provoca irritación ocular, y es prácticamente letal para los organismos acuáticos. Y aunque no haya podido ser contundentemente demostrado, en los casos judiciales que han sido ganados por parte de los demandantes, ha quedado suficientemente demostrada la coincidencia entre la exposición al glifosato y la aparición de los síntomas de enfermedad. Esto sin contar con los muchos casos en los que se ha podido demostrar que en los entornos en los que se usa el producto se presentan muchas y frecuentes personas afectadas en su salud. Pero, no suelen ser afectaciones inmediatas, sino que se van presentando con el tiempo. Y en cuanto al consumo de alimentos que hayan sido cultivados haciendo uso de glifosato, su perjuicio sobre la salud es menos fácil de demostrar, puesto que se da a largo plazo por efecto acumulativo de la toxicidad.

Esto está de acuerdo con lo que afirma la bióloga e investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Patricia Escalante, quien indica que el glifosato "va haciendo mucho daño a tu cuerpo" pero es difícil de probar. "Con estas afectaciones que son a largo plazo no se entiende muy bien cuál fue el mecanismo (que originó un posible tumor), y la gente no sabe ni por qué le dio", relata. "En México es un producto que se utiliza para el maíz, para cítricos, sorgo, para algodón, caña de azúcar, aguacate, café y otros productos", detalla.

 

El efecto del glifosato sobre las abejas, polinizadores y ecosistemas

La bióloga Escalante asegura, tras ver varias experiencias en el campo, que el glifosato con los años de uso "envenena la tierra y ya no crece el maíz, se pierde todo. Está haciendo mucho daño a las abejas y a los polinizadores. Nuestra miel se contamina y hay menos polinizadores para los árboles frutales que también consumimos. Hay que andar polinizando a mano, es terrible", asevera. "La agricultura industrial nos ha ofrecido más grano por hectárea pero esos granos son menos nutritivos, no tienen los nutrientes de la agricultura ecológica, por ejemplo", recalca. Esa productividad no debe ser la meta cuando se trata de seguridad alimentaria para la humanidad. De nada sirve producir mucho, si los alimentos están contaminados y pueden causar un perjuicio a la salud humana, ya sea en el corto, mediano o largo plazo.

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Detalle de abejas meliponas en un apiario en Hopelchén, Campeche, México.

ROBIN CANUL / PREMIO GOLDMAN

 

Un hecho más difícil de negar que los efectos directos del glifosato sobre la salud humana, es el efecto que tiene sobre los ecosistemas e insectos como las abejas, que son esenciales para polinizar cientos de cultivos. De hecho, en 2018, un estudio de la Universidad de Texas, USA, reveló que el glifosato altera el microbioma intestinal de las abejas y debilita su sistema inmunológico. Y el año pasado, la propia Agencia de Protección Ambiental de USA reconoció que puede dañar o matar a más del 90% de las especies en peligro de extinción.

 

La prohibición del glifosato en varios países del mundo

Hasta ahora sólo Austria es el único país en el que se ha prohibido totalmente el uso del glifosato. Pero es ilegal usar este producto en varios territorios de Estados Unidos, Canadá, Argentina, Escocia, España y Nueva Zelanda; y las restricciones a su uso están extendidas por América, Europa y Asia. En Colombia, tras años de aplicarlo para la erradicación de cultivos ilícitos el gobierno determinó suspender su uso, pero no está prohibido su comercio ni su uso en cultivos lícitos (agropecuarios), pero ha suscitado controversiales y acalorados debates políticos. Alemania y Francia también han contemplado la posibilidad de prohibirlo, pero aún no lo hacen.

 

La prohibición del glifosato en México

En México, la lucha emprendida por los apicultores mayas llevó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación a suspender la siembra de soya transgénica en Yucatán y Campeche. Jorge Oziel Pech, sobrino de la líder de ese movimiento, Leydy Pech, está convencido de que una agricultura más sostenible es posible y destaca el ejemplo de los cultivos orgánicos en México, uno de los países con mayor producción libre de agroquímicos del mundo. “Hay una oportunidad de iniciar la promoción de estos modelos más amigables con el medio ambiente. Quizá cueste, no va a ser fácil, porque tenemos todo un modelo agroindustrial impuesto desde hace décadas y va a ser complicado transitar. Pero hay que empezar”.

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Un agricultor muestra una mazorca de maíz rojo producido con

semillas nativas en Milpa Alta, CDMX. TERESA DE MIGUEL

 

Aunque no hay datos fiables sobre la cantidad de glifosato que se utiliza en este país, sí se sabe que la Secretaría de Medio Ambiente impidió la importación de 67.000 toneladas entre diciembre de 2019 y agosto de 2020, dice Fernando Bejarano, director de la Red de Acción sobre Plaguicidas y Alternativas en México (RAPAM). La organización "Sin Maíz no hay país", de la cual Bejarano hace parte, lleva 13 años luchando por proteger las variedades nativas de este grano. Su movimiento consiguió que la Justicia mexicana suspendiera en 2013 la siembra de maíz transgénico hasta que la Suprema Corte se pronuncie.

Bejarano celebra el decreto presidencial que determina la prohibición total del uso de glifosato en el país a partir de 2024, pues lo ve como una manera de “contener a una agricultura industrial que externaliza los costos en la salud y el medio ambiente”.

México todavía no ha establecido cómo se va a dar la prohibición paulatina hasta 2024, cuando el cese en su uso sea definitivo. Ahora, la responsabilidad está en manos del mandatario, que deberá decidir cómo acabar con el uso del glifosato sin perjudicar el sector agrario, el único que sigue creciendo pese a la recesión.

 

FUENTES DE INFORMACIÓN:

1.- Decreto Presidencial que prohibe el glifosato en México. Diario Oficial de la Federación, Secretaría de Gobernación. Diciembre 31 de 2020

2.- Salazar N. y Aldana M. Herbicida Glifosato: Usos, Toxicidad y Regulación. En: Revista de Ciencias Biológicas y de la Salud (BioTecnia) de la Universidad de Sonora. Vol. XIII N°2 - Mayo/Agosto 2011. México

3.- Monsanto/Bayer. Ficha técnica de datos de seguridad para Glifosato.

4.- Diario El País. Noticia: México prohíbe el glifosato para frenar sus efectos nocivos en la salud. Por: Teresa de Miguel. Enero 12 de 2021

5.- Diario El País. Noticia: Un estudio encuentra glifosato en la mayor productora de tortillas de maíz de México. Por: Teresa de Miguel. Noviembre 13 de 2018

6.- Agencia EFE. Noticia: La prohibición del glifosato en México: ¿consecuente o precipitada? EFE Edición América - México Medioambiente. Septiembre 4 de 2020

 

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